17 Ene Nuevas costumbres, nuevas oportunidades
Equipo Whiplash, 17 de enero de 2020
Nuevas costumbres, nuevas oportunidades
El auge de la sostenibilidad y de conceptos asociados a ella, como la economía circular y el zero waste –sin residuos–, abren todo un mundo de posibilidades tanto para las marcas establecidas como para empresarios con visión de futuro.
Mientras la sostenibilidad y la economía circular se hacen cada vez más mainstream, nuevos servicios, modelos de negocio y comercios nacen arropados por una nueva conciencia colectiva, más amable con el planeta, donde se imponen el consumo responsable, el reciclaje y el comercio justo. Un ejemplo, son las tiendas zero waste –sin residuos, sin plástico– que se van multiplicando por la geografía mundial, ofreciendo artículos diversos, desde cosmética sólida, que no requiere envases, hasta comida o ropa.
Podríamos decir que, en línea con los tiempos que corren, estamos reciclando una manera de vivir. Aunque para algunos lo sea, la sostenibilidad no es, ni mucho menos, un concepto nuevo. Antes del boom de la sociedad de consumo, después de la Segunda Guerra Mundial, y del comienzo de la llamada “Edad del Plástico”, en la década de los ’50 del siglo XX, ser sostenible no era trendy, sino parte del día a día. La vida sin plástico era lo normal. Sin ir más lejos, nuestras abuelas hacían la compra con un capazo o con una bolsa de tela. En las tiendas, los artículos se envolvían en papel –incluso en el del periódico del día anterior– y la leche, por ejemplo, se vendía en botellas de cristal. La ropa no era de usar y tirar, y los muebles eran “para toda la vida”.
Ahora, más de medio siglo después, el plástico ha inundado los océanos, la contaminación hace invivibles las ciudades y el cambio climático es una amenaza para la humanidad. La sostenibilidad ya no se percibe como un concepto ligado solo a lo medioambiental, sino también a lo económico y social, y se entiende que para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 hay que luchar colectivamente desde todas las trincheras: políticas, empresariales, sociales, personales… En pocas palabras, se trata de las decisiones que tomamos a la hora de comprar, vivir y reciclar.
En este contexto la empresa estadounidense Loop ha sabido aprovechar la oportunidad, por un lado, ofreciendo a las marcas un espacio para reinventarse distribuyendo sus productos en envases rellenables disponibles exclusivamente a través de Loop, y por el otro, brindando a sus clientes la posibilidad de seguir disfrutando de las marcas en las que confían sin generar residuos plásticos. Bajo este concepto Loop ha suscrito acuerdos con marcas de higiene, cosmética y belleza, o de alimentación, como Gillette, Venus, Colgate, Pantene, Crest, Dove, The Body Shop, Hellmann’s, Tropicana o Häagen Dazs, entre otras muchas.
¿Cómo funciona? Para comenzar no hay cuotas de membresía o suscripciones mensuales. El cliente solo paga un pequeño depósito único reembolsable para pedir prestados los envases. Hace su pedido online y recibe los productos en una bolsa de entrega exclusiva de Loop, llamada Tote Loop, que elimina los residuos de paquetes de una única entrega, como cajas de cartón o papel de burbujas. Los productos le llegarán en envases reutilizables que, una vez vacíos, se colocan en el Tote Loop y se programa una cita para su recogida a domicilio. La empresa se encarga de limpiar los envases y reenviarlos para cuando el cliente quiera usarlos de nuevo, aunque también tiene la opción de configurar los productos favoritos para que se recarguen y envíen de manera automática cuando el cliente devuelva el envase vacío. “Así no tendrá que preocuparse por agregarlos a su lista de la compra”, dice la página web.
En cualquier caso, Loop vio un nicho de negocio y lo aprovechó. Uno de los muchos que brinda la tendencia sostenible hacia la que avanza el mundo. En Buenos Aires, Argentina, tres amigas Graciela Oblitas, Daniela Nobili e Inés Abbiati –una química, una editora y una profesora– se unieron para crear La Quemisterie, una propuesta original de productos de ambientación y limpieza a través del sistema de recarga (refill). La cosa funciona así: uno compra un envase de, digamos, jabón para lavar y cuando se termina, se vuelve a la tienda para rellenarlo en la estación de recarga, pagando sólo por el contenido y no por el envase. Pero el propósito de estas emprendedoras argentinas no era sólo reducir los residuos plásticos. En el ADN de su negocio está la sostenibilidad en todo el proceso, así que los productos, de elaboración propia, son desarrollados por la química del equipo, Oblitas. Son biodegradables y no contaminantes, y la producción se realiza en fábricas locales para reducir la huella de carbono y contribuir a la generación de empleo.
En España, por ejemplo, las tiendas online y offline de productos zero waste, como Banbu, Earthbeat, Ecotribe Shop y muchas otras, están a la orden del día –en ecoblognonoa.com se puede consultar el directorio de tiendas zero waste en el país. Además, proyectos como Alpispa o Bee The Planet, que ofrecen alternativas sostenibles y reutilizables para eliminar los plásticos de un solo uso en la cocina y en el día a día, están alzando el vuelo.
En el caso de Alpispa, sus ecoenvoltorios están hechos con productos naturales y ecológicos, algodón 100% y cera de abejas. Son flexibles y reutilizables, y el usuario sólo tiene que moldearlo con sus manos para envolver lo que quiera y aplicar calidez para que se selle. Según su página web, siguiendo las instrucciones de uso, pueden durar hasta seis años y una vez que han perdido la capa protectora pueden usarse como trapos de cocina o sencillamente echarlos al cubo de compost, ya que son biodegradables. Los wrap de Bee The Planet son muy similares, ya que se trata de una tela encerada a la que se da forma con el calor de las manos y está pensada para ser usada como sustituto del papel film o el de aluminio.
En general, son productos y servicios pensados y desarrollados desde una perspectiva sostenible, donde el propósito fundacional incluye la responsabilidad con el planeta y conecta directamente con las necesidades y expectativas de una nueva legión de consumidores dispuestos a asumir su compromiso y realizar un consumo más responsable. Son empresas nacidas al calor, nunca mejor dicho, de la conciencia sobre el cambio climático, para las que ser sostenibles no es una postura impostada o cosida como un parche, sino parte de su razón de ser.
No hay duda de que soplan nuevos vientos. Los nuevos hábitos de consumo traen consigo ingentes oportunidades de negocios para promover una economía circular, que impulse una sociedad más sostenible y nos ayude a mantener el planeta habitable. Un propósito claro, un producto o servicio desarrollado desde las necesidades y expectativas del consumidor y una logística responsable, apoyada en el comercio de cercanía, parecen ser hoy por hoy las claves del éxito.